martes, 12 de febrero de 2008

La Banda Ancha

Unos días atrás me llamó una señorita ofreciéndome una promoción para tener banda ancha. Hace tiempo que tengo ganas de tenerla y fue así que ayer acepté la promoción. Hoy vinieron dos señores, (confieso que mis tiempos son lentos) su velocidad me desbordaba, uno de ellos hizo un agujero en la pared para pasar el cable mientras el otro tiraba el cable desde la azotea, “¡no, no, pará, no tanto, eh, levantá! Todo esto a los gritos, finalmente se ve que el otro escuchó y siguió los consejos. A esta altura mi cuerpo acusaba una molestia interesante. El operario que estaba conmigo prosiguió a entrar el cable y cortar algunas partes, poner sujetadores, abrir la caja del MODEM sacar bolsitas que envolvían, mientras yo azorada contemplaba como mi cuarto se había convertido en recipiente de residuos de 4x4.
Llegó el gran momento, la conexión, sus dedos se hundían en mi teclado con tal fuerza, que me producían dolor. “le tengo que sacar la que tiene”, retraducido es que iba a ejecutar sin ninguna compasión a mi servidor que aunque lento, merecía una muerte más decorosa.
¿ud. está seguro que no cambiará nada de lo que tengo?, pregunté con inocencia porque todo esto para mi es muuuuuyy difícil.
Su “si” fue rotundo. El siguió ametrallando mi teclado y yo observaba que (cartel que conozco) salía – la página no puede ser abierta -.
Y vino lo más temido “debe tener algún problema la máquina”. Se refería a MI MÁQUINA, la cual hace una semana fue vista por el técnico (quien la atiende desde el mismo día en que nació) para agregarle más memoria....
¿Cómo? Pregunta que uno hace en esos momentos no porque no entiende lo que le dijeron sino porque necesita domesticar la emoción violenta que brota por los poros.
Uno a otro se preguntaban si habían puesto tal cosa y colocado tal otra. Yo observaba la escena mientras mi cara se iba desencajando.
Se comunicó con “la base”, “Base estoy en Congreso y no funciona el servicio”. Que si, que no, que el puerto, que la placa, terminando con la temida sentencia “debe ser la máquina”. (ahora no sólo no tenía banda ancha, sino que tampoco mi lento pero seguro servidor)
Mañana le mando un técnico, sin cargo, para que la revise. Lejos de tranquilizarme, el solo hecho que alguien que yo no había elegido y del cual desconocía su idoneidad tocara mi máquina, me ATERRABA.
“señora decídase que tenemos que seguir trabajando”, no contesté.
Llamé a mi técnico, quien me pidió hablar con el operario. “Si, no, pero yo no puedo meter mano”, me pasó nuevamente el teléfono “en un rato voy para allá”, me alivió saber que vendría....
Los operarios se fueron no sin antes negarse a darme los nombres y decirme que no podía escribir en su orden de trabajo mi comentario. Desde ya que conseguí el número de pareja (así los designan) y escribí mi comentario.
Media hora después llegó Damián (GRACIAS DAMIÁN), miró el MODEM, sacó, puso.... y me dijo “se desconfiguró la placa de red”, la configuró y ahora tengo banda ancha.Que importante es poder contar con gente de nuestra confianza, ¿no?